Epílogo o rollo sin sentido

Cuando vine, no sabía demasiado bien para qué había venido aquí. Pero eso no es lo más importante. He estado con la gente que sabe de sobra para qué nos necesita. Y nos han puesto, me han puesto, en los lugares donde era necesaria, diciéndome, en ocasiones exactamente, qué era necesario hacer.

Kawawis-Jerusalem. News from Jayyous

Me levanto y desayuno con la comida que traje conmigo. Oigo el sonido de un motor y voy a ver qué es. Dos hombres, uno a pie y otro en un tractor, siembran los campos de alrededor de la aldea.

Kawawis III. El periodista

Recibo una llamada diciéndome que hoy tendremos la visita de E., un activista israelí que viene aquí regularmente a recoger información sobre incidentes de los que hay que informar y, en general, a dar apoyo moral. Será un cambio que espero con anticipación: podré tener una conversación en inglés, después de dos días de hablar palabra a palabra y de entenderse por gestos.

Kawawis II. La visita

Hoy es día de visita. Un montón de nietos de la madre de H. vienen a verla. Han tenido que venir andando, cruzando la carretera que hace de muro.

Kawawis I. USAID

A las ocho de la mañana el sol entra a raudales por las ventanas sin cristales en la habitación. La pareja parece que se ha levantado ya; su colchón no está ya ahí. Su nieto se ha ido también. Me acuerdo entonces de lo que leí ayer en el cuaderno de bitácora, que sacan las ovejas hacia las seis de la mañana.