Bienvenidos (al centro de detención)

Nos encontramos en la estación de metro y montamos en el tren hasta el final de la línea Picadilly. Son rubios, confiadamente ingleses hasta el punto que vuelvo al lugar donde no entiendo la conversación que ocurre a mi alrededor. Durante una fracción de segundo todos me miran y aprovecho para hacer mi pregunta:

Reunión de visitantes

George es mi contacto en este nuevo asunto de NoBorders. Nos reunimos en un bar en la zona 2 para tomar un café. Me pareció raro tener una conversación individual sobre el voluntariado tomando un café, pero cuando veo a George está en una mesa hablando con unas cinco personas. Todos nos presentamos y luego ellos reanudan la conversación, que parece estar en la etapa del viaje al centro de detención, en alguna parte de la zona 6. (nota debajo)

Sin Fronteras (No Borders)

En una de las listas de correo electrónico en las que estoy, hay un correo de ‘No Borders’ (Sin Fronteras). El trabajo que parecen hacer ahora es el servicio puntual: visitar a solicitantes de asilo encarcelados en centros de detención. «Necesitamos gente para ayudar / visitar a detenidos, solicitantes de asilo que están en espera de deportación», dice el correo.

Mi mente se va al evangelio, al punto donde Dios recompensa a aquellos que visitaron a las personas que estaban enfermas o en la cárcel.

Esto es una ayuda puntual a personas individuales. En su mayoría, hombres. Las mujeres parecen estar encerradas en otro centro de detención, demasiado lejos de Londres para que voluntarios desempleados o con bajos salarios puedan permitirse ir regularmente. Así que se atienen a los centros de detención junto a Heathrow, a un trayecto en metro.

Visitar a detenidos. Eso no va a desgarrar las fronteras, NOBorders. Pero es (vendido como) parte de una estrategia más amplia, contra todas las fronteras. Este es el “grupo de apoyo a detenidos”, parte de NoBorders. Porque no es justo que la gente tenga (o no) el derecho de vivir aquí según donde naciera.

Escribo de vuelta para ofrecerme como voluntaria.

Charla sobre Palestina en Zaragoza

Se necesitan un montón de correos electrónicos y llamadas telefónicas, para organizar una charla en otra ciudad. Mi amigo J.M. tenía una visita que hacer en Zaragoza y estábamos organizándonos para ir allí juntos. Pero ahora hay tanta nieve que ha cancelado la visita. Yo no puedo, o no quiero cancelar esto. Puedo quedarme tirada en algún lugar en medio de la vía del tren. Pero tengo que tratar de llegar allí el día que hemos programado porque si no lo hago, entonces la oportunidad se habrá pasado. Tal vez otro año. Pero siempre puedo intentarlo un año más, siento la necesidad de hacer que esto suceda esta vez.

Epílogo o rollo sin sentido

Cuando vine, no sabía demasiado bien para qué había venido aquí. Pero eso no es lo más importante. He estado con la gente que sabe de sobra para qué nos necesita. Y nos han puesto, me han puesto, en los lugares donde era necesaria, diciéndome, en ocasiones exactamente, qué era necesario hacer.

Curas y privilegios

Tengo que pasar unos días más en Jerusalén. Que no puede calificarse como tiempo en Palestina, ya que como he mencionado en esta entrada anterior, Jerusalén ya no es considerada Palestina por nadie que vive allí, a pesar de los «esfuerzos» de la «comunidad internacional» para hacerla una ciudad compartida entre dos países … de los cuales sólo existe uno.

Kawawis-Jerusalem. News from Jayyous

Me levanto y desayuno con la comida que traje conmigo. Oigo el sonido de un motor y voy a ver qué es. Dos hombres, uno a pie y otro en un tractor, siembran los campos de alrededor de la aldea.

Kawawis III. El periodista

Recibo una llamada diciéndome que hoy tendremos la visita de E., un activista israelí que viene aquí regularmente a recoger información sobre incidentes de los que hay que informar y, en general, a dar apoyo moral. Será un cambio que espero con anticipación: podré tener una conversación en inglés, después de dos días de hablar palabra a palabra y de entenderse por gestos.

Kawawis II. La visita

Hoy es día de visita. Un montón de nietos de la madre de H. vienen a verla. Han tenido que venir andando, cruzando la carretera que hace de muro.

Kawawis I. USAID

A las ocho de la mañana el sol entra a raudales por las ventanas sin cristales en la habitación. La pareja parece que se ha levantado ya; su colchón no está ya ahí. Su nieto se ha ido también. Me acuerdo entonces de lo que leí ayer en el cuaderno de bitácora, que sacan las ovejas hacia las seis de la mañana.