Mañana es sábado. Como parte de las prohibiciones del Sabbath de toda clase de trabajo, el conducir les está prohibido a los judíos estrictos. Durante un día entero cada semana, los palestinos corren el riesgo de ser víctimas de israelíes armados andando por la calle.
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Vomitivo
Salgo del piso donde me he estado quedando muy de mañana, sin despertar a nadie. No quiero arriesgarme a llegar de noche a Hebrón porque ni siquiera sé cómo llegar a mi destino, y esta vez también viajo sola. La primera parada es por supuesto Ramala: primer cambio de taxi. De ahí a Qalandia, control militar que me aseguraron ayer que pasaré sin problemas. De allí a Jerusalén y de Jerusalén a Hebrón.
Pero el taxi que nos lleva a Qalandia se para en medio de una carretera desierta donde sólo hay muchos taxis y poca gente.
Bi’Lin VI. El día después
Imagínate que vives en constante tensión. Imagina que no hay ningún sitio seguro donde vives y que nunca te puedes ir en paz a dormir. Imagínate que esta noche, mientras te estás quedando dormido, oyes a alguien en la puerta de tu casa pidiendo que abran. Imagínate que la persona con la que vives, tu mujer, tu compañero de piso, tu madre… se levanta y abre la puerta. Imagínate que quien entra es otra persona que vive contigo; tu hijo, la novia de tu compañera de piso, tu padre… e imagínate que ahora, al saber que todos los que viven en tu casa han llegado por fin al final del día, sólo ahora sabes que toda tu familia han vivido al menos un día más.