No es mala la biblioteca de mi universidad. El viernes me cogí unos cuantos libros, y al pasar por la sección de idiomas no pude resistir la tentación de coger un clásico. Esta vez fue “El cuarto de atrás”, de Carmen Martín Gaite (en otra ocasión fue "Si te dicen que caí", de Juan Marsé).

Como
casi siempre que leo, mi imaginación salió de mi habitación y voló
lejos… Martín Gaite quería llevarme a la guerra, a un refugio de
Salamanca. Bueno, yo fui a un refugio de Bilbao. No he estado allí,
pero mi abuela y mi madre me han contado tanto de él… además aún
queda una de las entradas, aunque tapiada. Está en las rampas de
Uribitarte. Mi madre y su abuela, mi bisabuela, iban allí a cada canto
de sirena. Mi abuela se quedaba en casa, trabajando a destajo para la
fábrica de Cotorruelo, porque no se podía permitir pasarse varias horas
sin trabajar, pues estaba manteniendo a su madre y a su hija.
Milagrosamente, no la mató ninguna bomba. Aunque decía mi abuela que
daban más miedo los obuses que las bombas.

Mi bisabuela y mi
madre tenían que bajar unas escaleras de piedra que también existen
aún, pero que yo solo descubrí pasada mi adolescencia, desde la calle
hasta la rampa, casi a la altura del muelle. Igual que la familia de
Martín Gaite, supongo que la gente de la calle Mazarredo y alrededores
también se agolparía y se hacinaría durante horas en aquel refugio
oscuro y húmedo, hasta que las sirenas y las bombas dejaran de sonar.

Como dice mi madre cada vez que se habla del tema en casa… que no venga otra.

(si quieres saber lo que fue el poll tax, aquí hay un intento de explicación)