Todos los días antes de desayunar hacemos la «ronda matutina». Bajamos a la calle y, junto a otros «observadores de derechos humanos internacionales», nos apostamos a los lados de las calles por las que pasan palestinos y que quedan más cerca de los asentamientos israelíes ilegales. Cuando los niños ya están en la escuela subimos al piso y desayunamos. Después del desayuno bajamos otra vez y hacemos el turno largo, hasta que termina la escuela.
Hoy dejo esta calle cuando los niños salen de la escuela y voy cuesta arriba, más cerca del otro asentamiento ilegal israelí. Aproximadamente a mitad de camino entre los dos asentamientos que rodean este barrio palestino, hay dos «puestos» para soldados, uno a cada lado de la calle. En uno de estos puestos dos soldados tienen retenido a un chico, sin más, le piden su tarjeta de identidad y les veo como jugando con ella.