Pero qué dolor, todos los medios, tele, radio y periódicos, inundados con la muerte de un hombre que, según una de la monja del colegio, era tan cristiano y tan católico como yo.

He estado a punto de llamar a uno de esos programas que hablan de su figura, de su legado, de sus éxitos, fracasos… para decirles que en Inglaterra por ejemplo ni siquiera se ha puesto en marcha una aplicación del Concilio Vaticano II, y que este papa en tiempos de ese concilio fue uno de sus más fervientes retrógrados… pero no lo he hecho y no solo porque es hacerle el juego al poder, sino, porque, aportaría eso algo a alguien? Aportaría algo a mejorar la vida de alguien? En todo caso habría servido para alabar a la gente de Vizcaya que se metió durante muchos meses a abordar una cosa que se llamó la Asamblea Diocesana de la Iglesia de Vizcaya y que según tengo entendido fue la que posibilitó muchas reformas en el laicado conformes con el susodicho concilio, una modernización sin precedentes y la creación de unas estructuras de participación que, aunque de ellas se haya burlado la jerarquía misma de la que en teoría salió el concilio, ahí están muy presentes en la evangelización. sin esa Asamblea quizás no sería ahora yo cristiana y quizás no estaría haciendo las cosas hermosas que estoy haciendo ahora (o al menos yo creo que son hermosas).