Desde hace más de once años se celebra en Londres, cada mes, una “critical mass”, es decir una manifestación/marcha de bicicletas, por las calles del centro de Londres, todas juntas amontonadas, de tal forma que todo el tráfico debe se acomoda a la velocidad de las bicis.

La policía nunca ha sabido muy bien como impedir estas marchas, y durante varios años optó por tolerarlas. En los últimos tiempos salían acompañarles y “custodiales” varios oficiales también en bici.

Pues bien, en la última salida, estos polis repartieron unas hojas en las que se decía más o menos que o los organizadores pedían permiso y se responsabilizaban de la manifestación, o sería declarada ilegal. La policía se reservaba además el derecho de cambiar la ruta que los organizadores tuvieran pensada.

Nadie de la “critical mass” va a pedir permiso a la policía para hacerla, de acuerdo con la filosofía de la misma “critical mass”. Con lo cual cualquiera que participe podría ser potencialmente arrestad@.

Por esta razón, mucha gente que de otra manera no vendría a una critical mass, por ejemplo desde el Norte de Inglaterra, está planeando venirse. Se espera mucha más afluencia que cualquier otro viernes.

Aparte de ser irónico y divertido, que la policía intente suprimir ciertas acciones, y con sus medidas consiga precisamente lo contrario de lo que pensaba conseguir, esto es un reflejo de la tendencia actual en la actitud con las fuerzas armadas “del orden”. Desde pequeños se nos ha enseñado (al menos a mí, y no creo que sea excepción) a respetar a la autoridad, a mirar a la policía como un ente que nos protege de “los malos”. Pero de un tiempo a esta parte, y cada vez más, nos estamos cuestionando este planteamiento. Lo primero porque “los malos” de los que nos protegían, los delincuentes de poca monta, resultaron no ser otros que los desheredados del sistema – y no entro más aquí. A los de guante blanco, nos acostumbramos a verlos irse de rositas o poco menos, y ahí vino el primer gran cuestionamiento.

Y ahora vemos (algunos autores como David Widgery, autor de “Health in Danger” lo vieron ya en los 70) que la policía es utilizada con demasiada frecuencia como simple fuerza de represión contra los elementos activos de la sociedad que exigen un cambio social que favorezca precisamente a los más desfavorecidos. Como si ponerse del lado de los desheredados, lo que en cristiano se llama ‘opción por los pobres’, significase hacerse, también, uno de “los malos”.

Pues bien, cada vez son más l@s que deliberadamente se ponen de parte de “los malos” conscientemente haciéndose uno de ellos, y desafían las ordenes de esas fuerzas del orden armadas cuando el único objetivo es que no se vea que nadie se sale de la fila, que parezca que todo el mundo está contento incluso cuando se manifiestan en masa, porque su queja es tan aceptable para toda la sociedad que se pueden permitir dar su nombre y dirección a los periódicos – perdón a la policía.