Casualidad comiendo chocolate de comercio justo me encuentro leyendo este escrito que apareció hace unos días en este blog: El grupo Mondragon anuncia en su web que se querellará contra quienes le calumnien en la Red”.

Las calumnias a las que se refieren son sobre ETA etc., pero me estoy animando a contar lo que hace unos años conocí de este grupo, y en concreto con la cadena de supermercados de la que es dueño. Por razones discutibles (y por supuesto muy muy discutidas durante el encuentro de REAS, redes de economías alternativas en Córdoba de 1997, donde por primera vez atendí a la noción de la lucha contra el capitalismo), se quiso comercializar el café y el azúcar en grandes superficies, y hubo que negociar con Eroski. Nos mandaron el contrato ‘estandard’, el que utilizan con todos los pequeños comerciantes y por supuesto pequeños productores (especialmente locales, incluso baserritarras).

De lo que recuerdo, así de memoria, algunas de las condiciones eran:

– regalarles una cantidad importante de mercancía, ‘para probar’.
– no vender ese mismo producto en ninguna otra tienda en unos 15
kilometros a la redonda del establecimiento eroski donde se intentaba vender.
– pago mensual por el ‘alquiler’ de la balda. El precio por metro cuadrado de balda depende de la altura a la que esté. La altura de los ojos es la más cara.
– el precio al consumidor lo decidiría eroski, y el precio a pagar al proveedor también.

Por entonces el comercio justo se pudo permitir el lujo de rechazar estas condiciones. Pero de esta forma nos hicimos una idea del abuso al que se veían sometidos los productores locales, y no tan locales. En palabras de un responsable de la importadora donde yo era voluntaria, “al único al que no le tosen es a la Coca Cola, pero bueno, es que a la Coca Cola no le tose nadie”. Luego el eroski envió una oferta revisada, no tan abusiva, porque entendió que teniendo productos de comercio justo en sus baldas atraería a un tipo de clientela que ya se estaba dando cuenta de lo ausente que estaba empezando a ser el espíritu de cooperativa que había creado el grupo Mondragón.

Tengo entendido que la cuestión de si se debe o no vender comercio justo en grandes superficies está aún sin resolver.