Está nevando casi todos los días. También casi todos los días intento pasar por el parque y pisar la hierba, cuando cambio de autobuses en Marble Arch para ir a la Uni.
Pero hoy ha sido la primera vez que pasan las dos cosas: que nieve y que pase por el parque. He pisado la nieve, en el asfalto, sobre la hierba, y sobre la tierra que se reserva a los caballos. Es curioso cómo las huellas de todo lo que pisa la nieve se quedan ahí hasta que las borran otras pisadas o la nieve se derrite.
Y en estas huellas he descubierto hoy a otros seres que nos acompañan aunque la humanidad, sobre todo la humanidad urbana, se empeña en ignorarlos. No solo había huellas de zapatos o herraduras. También había huellas de perro, de ardilla y de pájaro, seguramente de paloma.
También es curioso cómo, en esas huellas, esos animales estaban más presentes incluso que cuando te los encuentras un día de sol, porque las huellas estaban en todas partes, y no desaparecían despavoridas ante la presencia imponente de un ser humano.
Total, cinco párrafos para decir que hoy en el parque me he sentido menos sola, y un poquito más en conjunción con una naturaleza que nos empeñamos en ignorar.