anatemas anatema: [acto de] maldición, condena, desaprobación

Hace algunos años, alguien murmuró algo así como «no sé por qué la gente joven no usa la bici en vez de transporte público». No supe qué contestar en ese momento pero desde entonces he estado pensando en una respuesta articulada. Así que aquí va una lista de cosas que impiden que algunos amigos tengan o usen una bici:

Parece que los las causas que me atreví a dar para los choques entre cristianos y “dissenters” son verdad. No parece que esta gente haya trabajado regularmente en ambientes autonomistas/libertarios. Lo que veo es que se han acercado a la red de “Dissent!” como se acercarían a cualquier organización grande de la que se quiere formar parte, viéndola como una estructura jerárquica a la que hacer ofertas y/o demandas. También se han/nos hemos acercado como grupo con una cierta identidad, siendo esta identidad una que no será naturalmente bienvenida por “Dissent!” debido a la Historia y las historias de las iglesias.

Dice C. que él no ve ninguna diferencia en los últimos 5 años o más que lleva yendo al curro en bici. Pero yo si la veo, y grande.

Hoy usé la bici por primera vez en un año. Me sorprendo mirando a la carretera más que al tráfico; es de forma inconsciente pero imagino que será debido a lo que causó mi accidente –

He visto un texto de Chomsky que me parece tan brutalmente genial que lo he resumido, simplemente. Es de una clase que dio en alguna parte, no dice donde el ‘journal’ de donde lo he cogido. Por razones de copyright y aburrimiento no lo pongo aquí entero,

Parece haber una especie de choque entre la gente de Dissent! y los cristianos de i58.

Pongo aquí la letra de una canción que me gusta mucho, a ver si viene la SGAE y me denuncia por copyright infringement. La cantaba Ana Belén, que nunca ha copiado ninguna canción a nadie :-p.

España, camisa blanca de mi esperanza,
reseca historia que nos abrasa.
¿Como acercarse solo a mirarla?;
paloma buscando cielos mas estrellados,
donde entendernos sin destrozarnos,
donde sentarnos y conversar.

España camisa blanca de mi esperanza
la negra pena nos atenaza,
la pena deja plomo en las alas.
Quisiera poner el hombro y pongo palabras,
que casi siempre acaban en nada
cuando se enfrentan al ancho mar.

España camisa blanca de mi esperanza
a veces madre y siempre madrastra;
navaja, barro, clavel, espada.
La muerte siempre presente nos acompaña
en nuestras cosas mas cotidianas
y al fin nos hace a todos igual
Nos haces siempre a tu imagen y semejanza,
lo bueno y malo que hay en tu estampa,
de peregrina a ningún lugar.

España camisa blanca de mi esperanza,
de fuera o dentro, dulce o amarga;
de olor a incienso, de cal y caña
¿Quien puso el desasosiego en nuestras entrañas?;
¿nos hizo libres pero sin alas?;
¿nos dejó el hambre, se llevó el pan?
España camisa blanca de mi esperanza
aquí me tienes nadie me manda
quererte tanto me cuesta nada.
Nos haces siempre a tu imagen y semejanza
lo bueno y malo que hay en tu estampa
de peregrina a ningún lugar…

Este texto no es mio pero me siento identificada con casi todo.

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El objeto de esta misiva es la de reivindicar a una generación, la mía, la de todos aquellos que nacimos entre 1970 y 1978 (año arriba, año abajo), la de los que estamos currando de algo que nuestros padres ni podían soñar, la que vemos que el piso que compraron nuestros padres ahora vale 20 o 30 veces más, la de los que estaremos pagando nuestra vivienda hasta los 50 años.

Cada vez que veo a L jugar con el móvil de su mamá, pienso en lo diferentes que son las infancias de la nueva generación y la mía propia. Yo tardé en ver un ordenador por primera vez en mi vida quince años, y unos cuantos más en ver un móvil. Aprendimos a utilizar la tecnología a medida en que se hizo disponible; los niños hoy empiezan a tocar estas cosas desde el primer día.

M* y su hijo tienen suerte de que ella puede permitirse estar con él todo el día, aunque el precio a pagar, aunque no en dinero, es alto, como el de todo lujo. Otras familias no lo tienen, y el resultado es un panorama muy triste de niños que yacen en sus camas, solos, con sus caritas indescriptiblemente entristecidas.