Hoy me ha dicho un amigo tan campante que no le parece mal comer en macdonalds, y me he enfadado bastante.



No tanto por que haya comido sino porque se reía de todos y cada uno de mis argumentos

Peromás me he enfadado cuando ni siquiera me ha creído que tienen un solo proveedor de carne, que me lo dijo un tío que trabajaba en McDonalds hace años, y no trabajaba en ningún restaurante. Vamos, que era un ejecutivo. Ni me ha creído ni meha escuchado, así que me lo he tomado bastante personalmente, y cuandoestas cosas se toman a la manera personal suelen acabar mal.

¿Conclusiones? Varias. La primera es que no soy demasiado buena evangelizando, al menos no en castellano y entre amigos. La segunda, que sigue siendo saludable encontrarse con gente “normal” para acordarse de que existen (y de que son mayoría!!!) [jeje, pero si el chico se ha ofendido cuando se ha dado cuenta de que con “normal” me refería a él también]. La tercera… que, si hay un movimiento, este movimiento está haciendo muchas cosas bien, pero una cosa no está haciendo muy bien y es convencer a la gente que [cree que] vive bien de que es nuestro estilo de vida el que está creando la injusticia inhumana de la desigualdad tan obscena entre la gente que [cree que] vive bien y la gente que [mal] vive con un dolar al día.

Hace unas semanas me monté en un buen coche. Tenía muchas cosas que, sin verlas, te ríes de ellas, pero una vez dentro es para darse cuenta de por qué la gente hace incluso sacrificios por renovar de [buen] coche cada año. Lo de levantar o bajar las ventanillas simplemente apretando un botón, vale, está muy visto. Pero lo de que el limpia-para-brisas se mueva de acuerdo con la velocidad del coche, o el que la música se oiga desde todos los rincones del coche, o el que los asientos sean más cómodos que el sofá de mi casa, que se puedan dar vueltas, o que la temperatura se regule sola…

Hace falta una capacidad de convencimiento sobrehumana para convencer al hombre con un buen coche para que se prive de medio lujo para conseguir algo tan intangible o lejano como que una familia tenga una vida con la décima parte de dignidad que tiene él.

Estoy convencida de que todo esto tiene que ver con la capacidad de amor o ternura del ser humano. Por supuesto, también con las experiencias a que cada persona haya estado expuesta, y la reflexión que haya acompañado a cada experiencia.

Dice mi amigo que si quiero cambiar el mundo que me vaya a Africa. Qué conveniente. Lárgate, déjame a mí con mis lujos, no me comas el coco y vete a alguna parte donde te quieran escuchar tus tonterías.

¿Qué fue lo que le dijo una indígena australiana a un ‘salvador’ de un país rico cuando éste le preguntó en qué podía ayudar?

Años después otro amigo me dijo a mí lo mismo. No me ha hecho falta oírlo más veces.