No debe de ser demasiado frecuente que haya tiroteos en Ramallah. Especialmente desde que destruyeron el compendio de la Autoridad Palestina, donde Arafat vivía, ya no hay virtualmente ninguna presencia militar en la ciudad; dice A que es porque no hace falta ya. Ahora por fin puede patrullar la policía palestina las calles de Ramallah. Antes no podían porque, al ser considerados simplemente palestinos armados por los soldados israelíes, y por lo tanto terroristas peligrosos además de terroristas, automáticamente al verlos los disparan, y con total justificación a ojos de los jueces israelíes, que son los únicos jueces que hay en Israel como en Palestina…

Pero ahora ya no hay ejército en Ramallah, y ahora los uniformados son, al menos en teoría, policía palestina.

Y aunque no sea frecuente, algunos compañeros y yo sí vimos un tiroteo en Ramallah.

Estaba yo en un apartamento en un primer piso, no lejos de la ventana, cuando notamos un movimiento repentino de gente corriendo fuera, en la calle. Luego los disparos. “Tat – tat – tat – tat.” Secos y rápidos, mucho menos escandaloso que el más casero de los petardos. “Tat – tat – tat – tat.” Y de nuevo, esta vez más cerca. “Tat – tat – tat – tat.”

Para entonces ya estábamos todos los internacionales pegados al cristal de la ventana intentando interpretar lo que estaba pasando, pero una voz local gritó: “¡Lejos de la ventana!”

Era importante mantenerse lo más lejos posible del alcance de las balas. Incluso sabiendo que no iban en absoluto dirigidas a nuestro edificio, ni a nuestra ventana.

Los que viven aquí han aprendido a no tener curiosidad pero a los internacionales nos cuesta vencer la nuestra. Supongo que nos imaginábamos algo parecido a las películas y queríamos verlo con nuestros propios ojos.

Pero las balas no tienen ningún glamour. Ni siquiera suenan como balas. Y sin embargo de hecho pueden matar, o, lo que es peor, pueden provocar dolor y/o incapacidad de por vida.

Así que hay que separarse de la ventana, por mucha curiosidad que se sienta, porque la integridad física es mucho más importante.

La siguiente vez que miré por la ventana aún había hombres de uniforme por la calle, mirando a todas partes, pero los disparos ya habían terminado.

De Ramallah fui a Bi’lin, que está tan cerquita que no hay controles militares permanentes en la carretera que las une. Hay bastantes páginas web sobre el sitio; ahí estaban construyendo el muro que separa, en teoría, “territorio israelí” de “territorio palestino”, pero en realidad separa a “gente palestina” de sus lugares de trabajo, de educación, de sus tierras, hasta que pierden sus trabajos, sus escuelas, y sus tierras – pero de sus tierras ya he hablado en este blog.